viernes, 25 de agosto de 2017

Muzio Clementi (1752-1832)














Muzio Filippo Vincenzo Francesco Saverio Clementi
(Roma, Italia, 24 de enero de 1752 – Evesham, Reino Unido, 10 de marzo de 1832)

Compositor conocido como ‘el padre del pianoforte’, del que se dice que influyó hasta cierto punto en el
propio Beethoven. Vivió en el extranjero desde los catorce años de edad. Viajó incansablemente por toda
Europa, entre otras cosas, para promocionarse como constructor de pianos y como editor.





Localización y vista de Roma





 Muzio Clementi nació en Roma el 23 de enero de 1752. Fue el mayor de los siete hijos que el platero Nicolò Clementi tuvo con su segunda esposa, Magdalena Kaiser, de nacionalidad suiza. Al día siguiente tomó el bautismo con los nombres de Muzio, Filippo, Vincenzo, Francesco y Saverio en la basílica de San Lorenzo in Damaso. Recibió su primera educación musical cuando tenía 6 años, en su ciudad, demostrando al poco un gran talento, le dio las primeras lecciones un pariente de su padre, el compositor Antonio Boroni. Siguieron dandole clases el organista Giovanni Battista Cordicelli, el maestro de capilla Gaetano Carpani le enseñó contrapunto, y aprendió canto con el abad, compositor y castrato, Giuseppe Santarelli. A los 11 años de edad compuso una misa a cuatro voces y con 12 cumplidos ya había compuesto un oratorio, Martirio de los gloriosos santos Juliano y Celso. El 2 de noviembre de 1764 ingresó como organista en Santa Cecilia. Después de cumplir los 13 consiguió un puesto de organista en San Lorenzo in Damaso.

 En 1766 visito Roma el rico mecenas y apasionado de la caza, Peter Beckford. Quedó tan impresionado al escuchar al joven Muzio que propuso al padre de éste que le dejara llevárselo consigo a su finca en Gran Bretaña. Después de alguna dificultad, al final se acordó que Beckford proporcionaría pagos trimestrales durante siete años, hasta que el músico cumpliera los 21, para sufragar los gastos de su educación musical. Así fue como Clementi se traslado a Dorsetshire (actual Dorset). Se encontraba casi a 200 Km de Londres, lejos de la influencia musical del momento, pero Beckford, al "comprar" a Clementi" (según sus propias palabras), quizá pretendía el tener el ambiente musical que deseaba en su residencia. Sin embargo, el músico no perdió el tiempo, dedicaba ocho horas diarias al estudio del piano, la composición y las obras de grandes maestros como Johann Sebastian Bach y Carl Philipp Emanuel BachGeorg Friedrich Haendel o Domenico Scarlatti.  

 En 1770 Clementi dio su primer concierto en Londres, a la audiencia le maravillo su técnica. En 1774, liberado ya de las obligaciones para con Beckford, se trasladó a la capital. Dio conciertos benéficos y trabajó como director en el King's Theatre. En ese momento quien dirigía lo hacía desde su instrumento, en el caso de Clementi desde el clavicémbalo. Aunque no dejaba de ser admirado en sus interpretaciones, el despegue definitivo de su carrera se produjo cuando publicó sus Sonatas para piano Op. 2, en la primavera de 1779. A la número dos llegó a conocérsela como «la famosa lección de Clementi sobre como tocar octavas»

 En el verano de 1780 Clementi inicia una gira por Europa. Su maestría le atrajo grandes éxitos en cortes como las de Luis XVI en Francia o de Jose II en Austria. Después de tocar en París delante de María Antonieta, es recomendado por la reina, aunque sin gran entusiasmo, a su hermano el emperador. En diciembre de 1781 Clementi viajó a Viena aceptando la invitación de José II. El día de Nochebuena se produjo el famoso duelo pianístico, organizado por el soberano, entre Muzio Clementi y Wolfgang Amadeus Mozart, en el que puede decirse que terminaron en tablas. Aunque la confrontación fue amistosa, y el italiano reconoció y elogió el genio del austriaco, las frases de éste hacia su colega fueron bastante duras:

«Clementi toca bien, tanto como la ejecución con su mano derecha le permite. Su mayor potencial reside en sus pasajes en terceras. Aparte de eso, no tiene el valor de un Kreuser en cuanto al gusto y la sensibilidad — resumiendo él es muy técnico.»

 Más adelante Mozart llegó a decir de Clementi que era un «charlatan como todos los italianos». Sin embargo, reservadamente, el salzburgués debió de reconocer el talento del romano. El caso es que ambos tocaron obras propias, leyeron a primera vista e improvisaron. El amigo de Mozart, Giuseppe Antonio Bridi, dejó constancia de que el primero en actuar fue Clementi improvisando un preludio. A continuación interpretó su Sonata en Si bemol mayor, opus 24 No 2. Esta obra fue tan del agrado de Mozart que diez años después utilizó su tema inicial en la composición de la obertura de La flauta mágica. Esta acción, además de provocar algún equívoco, enfadó a Clementi que cada vez que publicaba su sonata añadía una nota al margen explicando que había sido compuesta diez años antes que La flauta mágica. 

 En 1783, de regreso en Londres, Clementi dió clases a Johann Baptist Cramer. A finales de año se fue a Lyon, donde había tenido una alumna de la que se enamoró, con ésta joven de 18 años, Marie-Françoise-Victoire Imbert-Colomès, tenía la intención de casarse, pero, ante la negativa del padre de ella, los dos amantes iniciaron una fuga, no obstante, sorprendidos por aquél cuando se dirigían a Berna, concluyó la aventura.

 El 11 de febrero de 1785 falleció la madre de Clementi. No se sabe con seguridad que el hijo asistiera a Roma, lo cierto es que, desde Berna, volvió a Londres donde continuó aumentando su prestigio. Triunfa en los Professional Concerts que se celebraban en las salas de la Hanover Square y habían sustituido, en 1783, a los conciertos por suscripción establecidos por Johann Christian Bach y Carl Friedrich Abel. Aparecen sus primeras obras sinfónicas y, como profesor de piano, imparte clases a alumnos locales y extranjeros. En 1790 publica sus Preludios y Ejercicios. En 1793 dio clases al padre del nocturno romántico, John Field, primer compositor en acuñar el término nocturno.

 Sin embargo, a pesar de su gran fama, Clementi se fue alejando poco a poco de los escenarios. Su último concierto como solista lo ofreció en 1790, y en 1796 dejó de presentar sus sinfonías en público. Todo ello debió de deberse a su resolución de dedicarse al mundo empresarial, hasta llegar a tener una casa editorial propia y una fabrica de pianos que llevaba su nombre. Primero se asoció con John Longman que, aunque tenía pianos y diversos instrumentos en stock, se dedicaba principalmente a la edición. En 1795 Longman & Broderip fue declarada en bancarrota, los dos miembros de la firma llegaron a sufrir presidio a causa de las deudas. Un consorcio, liderado por Clementi, compro la compañía, haciéndose con instalaciones y trabajadores. a partir de 1798 aparecieron los nuevos pianos Clementi & Company, con novedades que los hacían mejores que ninguno de los anteriores. Pronto se añadieron nuevos asociados formando la Clementi, Banger, Hyde, Collard & Co. Finalmente, el nombre de la empresa volvió a ser el de Clementi & Co. 

 En 1802 Clementi emprendió una nueva gira mucho más larga que la anterior, duró nada menos que ocho años, pero en esta ocasión lo hacía más como empresario que como concertista. Durante el verano, el y su alumno Field, estuvieron invitados en París por el también compositor y fabricante de pianos, Ignace Joseph Pleyel. Después pasó con su discípulo por Viena y desde allí se dirigieron a San Petersburgo. En Rusia, sin olvidar su negocio de venta de pianos, Clementi tuvo tiempo de dar lecciones y recitales. John Field, que fijaría allí su residencia permanente a partir de 1810, quedó al cargo de los depósitos de pianos del maestro. Después de recorrer diversas poblaciones, en el verano de 1803, Clementi estuvo en Berlín, allí tomo como alumno, que lo acompañaría en parte de su itinerario, a Ludwig Berger, también impartió lecciones a Giacomo Meyerbeer. En Dresde se le unió, en la misma calidad que Berger, August Alexander Klengel, más adelante, los tres hicieron un viaje a San Petersburgo, a principios de 1806. Siguiendo con el curso de su viaje, Clementi  pasó por Praga y llegó a Viena donde estuvo desde finales de 1803 hasta la primavera de 1804. 

 Después de estar en Leipzig, regresó a Berlín y, el 18 de septiembre de 1804 se casó con Caroline Lehmann, una pianista que había conocido en la ciudad el año anterior. El matrimonio viajo a Italia deteniéndose en Roma y en Nápoles. En febrero de 1805 estaban de vuelta en Berlín. Desgraciadamente la esposa murió algo después, al poco tiempo de dar a luz a su hijo Carl.

 Como ya se menciono, en 1806 Clementi retorno a San Petersburgo en compañía de Berger y Klengel. Al año siguiente, en Viena supo que su fábrica de pianos de Londres había sufrido un incendio, quedando parcialmente destruida. Su hermano Gaetano murió el 21 de septiembre de 1806, luctuoso motivo por el que Clementi se dirigió a Roma. El 20 de abril de 1807 firmó en Viena un contrato con su amigo Ludwig van Beethoven, al que pagaría la cantidad de doscientas libras esterlinas por los derechos de la publicación en Londres de algunas de sus obras, entre las que se encontraban: la Cuarta sinfonía, la obertura Coriolano o el Concierto para piano nº4, además se comprometía a otros pagos por obras futuras. Después, entre el invierno de 1807 y la primavera de 1808, Muzio Clementi estuvo en Milán. En el otoño se encontraba de vuelta en Viena. Por motivos económicos, de nuevo reanudó sus clases de piano, y tuvo como alumnos a Ignaz Moscheles y a Carl Czerny. Todos estos viajes y actividades no dejaron de tener sus dificultades al coincidir con el periodo de las guerras napoleónicas. Finalmente, al restablecerse la paz entre Francia y Austria, en el verano de 1810 Clementi regresó a Londres.

 Un año después de su reaparición en Inglaterra, el 6 de julio de 1811, se casó con Emma Gisborne con quien tuvo cuatro hijos: Vicent, Cecilia Susanna, Caroline y John, a los que algo más tarde se unió Carl después de pasar la infancia con la abuela materna.






 El 24 de enero de 1813 una treintena de socios fundaron la Philharmonic Society. Entre ellos se encontraba Clementi que fue uno de los primeros directores. También actuó como pianista en el concierto inaugural que se celebró el 8 de marzo bajo la dirección de  Johann Peter Salomon. El músico continuó viajando. Entre 1816 y 1822 visitó lugares por Francia y Alemania, algunos de ellos en más de una ocasión, como París, Fráncfort del Meno, Múnich o Leipzig. En 1826 dio fin a su monumental y famoso trabajo Gradus ad Parnassum op. 44, colección de 100 estudios para piano publicados en tres tomos: I del 1 al 27, II del 28 al 50, y III del 51 al 100 (Leipzig y París 1817, 1819, 1826). Clementi, hacia sus 75 años, y que ya hacía varios que era uno de los compositores, pedagogos e intérpretes más prestigiosos de Europa, siguió con sus viajes por Francia y Alemania y, quizá, también por Italia, hasta que el 17 de diciembre de 1827 fue recibido en un gran banquete celebrado en su honor en el Albion Hotel de Londres. 





Gradus ad Parnassum Nrs. 90 y 91. Gradus ad Parnassum es una colección de 100 estudios para piano




Clementi dio su último concierto, tocando el clavicordio, en la Sociedad Filarmónica en 1828. Después decidió retirarse al campo,
primero a la casa de verano en Elstree, a poco más de 25 Km al noroeste de Londres, y a partir de 1830, a la inmensa finca de
Evesham en el condado de Worcestershire. Allí murió Muzio Clementi, después de una breve enfermedad, el 10 de marzo de 1832.
Después de la celebración del funeral en Londres fue enterrado en el claustro de la Abadía de Westminster. Como compositor, entre
otras obras, dejo una extensa serie de Sonatas para piano, el conocido Gradus ad Parnassum y algunas sinfonías. El negocio que
llevaba su nombre lo continuó su antiguo socio Frederick Collard, cambiando el indicativo de la patente.

«Muzio Clementi, conocido como el padre del piano, su fama como músico y compositor aclamada en toda Europa le merecieron
el honor de un entierro público en este claustro. Nacido en Roma en 1752 y fallecido en Evesham en 1832».



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