Martín Melitón Pablo de Sarasate y Navascués, conocido como
(Pamplona, Navarra, España, 10 de marzo de 1844-Biarritz, Nueva Aquitania,
Francia, 20 de septiembre de 1908).
Compositor y virtuoso violinista, fue dedicatario de obras para violín, como los
conciertos de Alexander Mackenzie o Tomás Bretón, o la Symphonie espagnole
de Édouard Lalo.
Familia
Martín Melitón Sarasate Navascués nació en Pamplona, en un piso de la calle de San Nicolás, a las tres de la mañana del día
10 de marzo de 1844. Fue bautizado en la iglesia homónima de la calle el mismo día, el abuelo paterno, Martín Sarasate Unciti,
fue su padrino y de él recibió su primer nombre, Melitón era el Santo del día.
Los padres de Sarasate eran el músico militar Miguel Sarasate Juanena (1818-1884) y Francisca Javiera Navascués Oarriechena
(1819-1855), ambos navarros y casados desde el 26 de marzo de 1843. No fue hasta el 11 de julio de 1878, cuando contaba con
34 años de edad, que Martín Melitón añadió a su partida de bautismo el nombre de Pablo, aunque ya venía usándolo desde hacía
tiempo.
En septiembre de 1845 nació Micaela, la segunda hija del matrimonio Sarasate Navascués, la familia permaneció en Pamplona hasta 1846. En A Coruña aumento la prole con los nacimientos de Francisca y María.
Inicios
El niño Martín Melitón aprendió primero las notas musicales que el abecedario. De su padre recibió las primeras lecciones de solfeo mostrando gran predisposición para la música. Se dice que su progenitor dejó de tocar el violín cuando el hijo tenía 5 años, al parecer, por miedo a hacer el ridículo. El chico mostró, entre los instrumentos, su predilección por el violín; los Reyes Magos hicieron que se cumpliera su sueño. Los padres, presagiando el talento del niño precoz, lo pusieron a estudiar música en Santiago de Compostela, donde residían. Primero recibió lecciones de José Courtier, primer violinista de la catedral, éste, a la sazón, tenía tan solo 17 años y sería el padre del compositor Ricardo Courtier. Si el maestro era joven su alumno únicamente tenía 2 años. Al poco tiempo los Sarasate se trasladan a La Coruña, donde por mediación de Canuto Berea, padre del compositor coruñés de igual nombre, el primogénito continua sus estudios musicales con Blas Álvarez, concertino de la Orquesta del Teatro Principal y tendero que, muy a menudo, tenía que interrumpir las clases para atender a los pedidos, ya que estas se daban en la trastienda de su negocio. Sarasate diría que don Blas «sabía tocar el violín mejor que pesar bacalao».
En 1852, con ocho años, Sarasate fue escuchado en una sesión privada por Juana María de la Vega, condesa de Espoz y Mina. La interpretación fueron unas variaciones de La gazza ladra (La urraca ladrona) de Rossini. La aristócrata se convirtió en protectora del jovencito violinista y ofreció a Don Miguel, padre del muchacho y director de la Banda del Regimiento, el auxilio pecuniario para que le enviase a estudiar a Madrid. A los pocos días el niño toco en el Circo de Artesanos de A Coruña su primer concierto público. En 1882 Sarasate dedicó a la condesa su primera composición, la mazurca Mi primera inspiración.
Todavía en 1852, Martín Melitón acompaño a su padre a Pontevedra, éste se trasladaba a la ciudad en calidad de director de la Banda del Regimiento Aragón, su hijo, era frecuente que asistiera a los ensayos. Además, el niño tomó lecciones con el flautista local Urbano Casasvellas. Aún no había nacido el pianista pontevedrés Carlos Sobrino Rivas (1861-1927) que años más tarde acompañaría a Pablo Sarasate en giras memorables por Europa.
Fue Francisca Javiera, la madre, la que se dirigió a Madrid con sus cuatro hijos. Allí estudió Sarasate con Manuel Rodríguez Sáez, concertista del Teatro de la Zarzuela. El chico tocaba y asombraba, el 16 de octubre de 1854 hizo una representación en el Teatro Real donde deslumbró al público. Creció tanto su fama en la capital que, a sus once años, fue recibido en el Palacio Real por la Reina Isabel II. A pesar de no cursar estudios en el Conservatorio, fue invitado por la institución a participar en el concierto de fin de curso. La opinión de los intelectuales del momento, que disfrutaron de las actuaciones de Sarasate en la Villa y Corte, fue la de que el chico tenía que estudiar en un centro de prestigio.
Con una beca, concedida por la reina, más la pensión ofrecida por la condesa de Espoz y Mina, en julio de 1855 Sarasate emprendió junto a su madre el viaje a París para estudiar en su Conservatorio. Se detuvieron en Pamplona, donde el biografiado hizo las delicias de sus paisanos. Después de hacer la primera comunión en San Nicolás continuó con el itinerario. Desde San Sebastián, después de un nuevo recital exitoso, los dos viajeros continuaron hacia Bayona. En la ciudad del país vecino esperaban encontrarse con el maestro Jean-Delphin Alard, para quien llevaban cartas de recomendación. Sin embargo, Javiera, de 38 años, enfermó de cólera y murió a las 11 de la noche en el Hospital de Bayona. Todo ello transcurrió en pocas horas durante el día 20 de septiembre de 1855. Se hizo cargo del huérfano, y se convirtió en su tutor, el cónsul de España, el pamplonés Ignacio María García Alonso. Éste diplomático solicitó una ayuda para su pupilo a la Diputación de Navarra, que consiguió. Añadida esta ayuda a la suya propia, más con las que ya contaba el joven violinista, al fin, Sarasate se puso en manos de Delphin Alard, éste quedó encantado con él y le buscó un hogar en la capital francesa, Sarasate fue cobijado por el matrimonio Lassabathié, el marido, Auguste, era secretario del Conservatorio. Al poco, Alard presentó a su pupilo al examen de ingresó al Conservatorio de París. También se opuso el maestro a que su alumno tocará con las orquestas del Conservatorio, como había sugerido García Alonso, estas agrupaciones se retiraban tarde y quitarían horas de un descanso necesario al muchacho.
Tan contento estaba Alard con su discípulo que, durante las vacaciones, juntos dieron dos conciertos muy aplaudidos, uno en San Juan de Luz y otro en Bayona, de donde era natural el maestro.
En otoño de 1856, Sarasate, gano un segundo accésit en solfeo. Al año siguiente fue escuchado por Rossini, quien le invito a su casa y le regaló un retrato suyo dedicado. Las visitas fueron frecuentes hasta 1868, año de la muerte del compositor italiano. Además, el violinista hizo amistades con personalidades del mundo musical como, por ejemplo: Camille Saint-Saëns y Louis Dièmer. Ese mismo año de 1857, a sus 13 años, Sarasate ganó el primer premio del Conservatorio, tanto en violín como en solfeo. La Diputación de Navarra, ante esos resultados, aumentó la pensión del artista de 1.000 a 1.500 francos. En 1859 fue el primero en armonía.
En 1860, el músico navarro, fundo el Cuarteto Sarasate.
El 8 de marzo de 1861 se dio un concierto en el Palacio de las Tullerías, residencia del emperador Napoleón III. En el participó Sarasate, que estaba a punto de cumplir 17 años. Para la ocasión interpretó una fantasía de Alard sobre la Muette de Portici, basada en la ópera homónima de Daniel-François Auber, quien asistió a la audición y, a la sazón, era el director del Conservatorio. El mismo año, probablemente en abril, el violinista viajó a España, tocó ante la familia Real en el Palacio de Aranjuez. Isabel II le nombra Caballero de la Orden de Carlos III, para lo que hubo que modificar los estatutos del galardón, pues no se le podía otorgar a los menores de 20 años. A finales de año regresó nuevamente a París. A partir de entonces comenzó su carrera como concertista por toda Europa y América.
Carrera como concertista
En 1860, el músico navarro, fundo el Cuarteto Sarasate.
El 8 de marzo de 1861 se dio un concierto en el Palacio de las Tullerías, residencia del emperador Napoleón III. En el participó Sarasate, que estaba a punto de cumplir 17 años. Para la ocasión interpretó una fantasía de Alard sobre la Muette de Portici, basada en la ópera homónima de Daniel-François Auber, quien asistió a la audición y, a la sazón, era el director del Conservatorio. El mismo año, probablemente en abril, el violinista viajó a España, tocó ante la familia Real en el Palacio de Aranjuez. Isabel II le nombra Caballero de la Orden de Carlos III, para lo que hubo que modificar los estatutos del galardón, pues no se le podía otorgar a los menores de 20 años. A finales de año regresó nuevamente a París. A partir de entonces comenzó su carrera como concertista por toda Europa y América.
Muchos compositores contemporáneos de Sarasate le dedicaron obras, algunos de ellos fueron: Max Bruch (Concierto para violín n.º 2 en re menor, op. 44 y Fantasía escocesa op. 46), Camille Saint-Saëns (Concierto nº 1 en la mayor op. 20, Concierto nº 3 en si menor op. 61 y la Introducción y rondó caprichoso para violín y orquesta, op. 28, esta última quizá sea la inspiradora de los Aires gitanos op.20 del biografiado), Édouard Lalo (de 1873 es el Concierto para violín en fa menor, op. 20 que Sarasate encargó a Lalo y que estrenó al año siguiente. Poco después el compositor francés dedicó al violinista español la Sinfonía española, op. 21 para violín y orquesta), Joseph Joachim (Variaciones sobre un tema original para violín y orquesta), Henryk Wieniawski (Concierto nº 2 op. 22, estrenado en 1862), Antonín Dvořák (Mazurek, op. 49), Alexander Mackenzie (Concierto para violín, op. 32 y Suite para violín y orquesta Pibroch op. 42), Tomás Bretón o William Herman Potstock.
Aires gitanos op.20 - Moderato - Lento - Un poco mas lento - Allegro molto vivace
Eva León (violin) Mozart Chamber Orchestra Horst Sohm ( Director)
El salón de la casa de Rossini en París tenía fama internacional, en las samedi soirs, las veladas de los sábados por la noche, se reunían los músicos más sobresalientes. En 1866, Sarasate, participó en una de ellas. En estas reuniones conoció, entre otros artistas, a Anton Rubinstein y a Franz Liszt. En 1867 actuó como primer violín del Cuarteto Sarasate en la Exposición Universal de París.
En convenio con el empresario Maurice Strakosch, Sarasate organizó una larga gira por América. En abril de 1870 se trasladó al continente americano. En Estados Unidos el éxito fue rotundo, tocó en Nueva York, Boston y varias ciudades más. Después siguió triunfando por otros países más australes como Chile, Brasíl, Argentina o Perú. En sus actuaciones, además de ejecutar conciertos con orquesta, también colaboró ampliamente con otros artistas como la cantante Carlota Patti y el pianista Théodore Ritter.
A principios de la primavera de 1872 Sarasate regresó a Europa, desembarcó en un puerto ingles, pasó después a Francia y decidió quedarse en París aunque tenía deseos de volver a España, pero la tercera guerra carlista le hizo desistir del viaje, volvería algo más adelante. Sin embargo, en la capital francesa el panorama era desolador, hacía poco que había terminado la guerra franco-prusiana, los esposos Lassabathié habían fallecido durante la tragedia. De todas formas, el músico navarro continuó con su carrera por diversos países del mundo, interpretaba obras, además de autores contemporáneos, de otros compositores geniales como: Bach, Beethoven, Mozart y Mendelssohn. Pero, de entre todas, su obra fetiche fue la Sinfonía española de Lalo.
En 1877, en el transcurso de un viaje en tren de Wiesbaden a Francfort, Pablo Sarasate y Otto Goldschmidt se conocieron por casualidad. El músico alemán, que había vivido varios años en México, reconoció y se dirigió al español en correcto castellano, desde entonces, no solo se convirtió en acompañante, sino que también fue secretario y agente del músico navarro. Después se uniría a ellos Berta Marx, excelente pianista, con quien Goldschmidt terminaría casándose en segundas nupcias alrededor de 1894.
Compositor
Algunas composiciones de Sarasate son: dentro de la colección de las Danzas españolas para violín y piano se encuentran la Habanera, op. 26 nº2 (1877), la Malagueña, op. 21 nº1 (1877), la Romanza andaluza, op. 22 nº1 (1878), la Playera op. 23 nº1 (1879), y el famosísimo Zapateado op. 23 nº2 (1879). Puede observarse que junto al número de opus de estas danzas se añade el número 1 ó 2, esto es debido a que van en pareja, el op. 26 son Vito y Habanera, el op 21 Malagueña y Habanera etc. Siguieron entre otras obras: Capricho vasco, op. 24 (1880), Fantasía sobre Carmen op. 25, Muñeira, op. 32 (1883), Introducción y tarantella, op. 43 para violín y orquesta (1899). En total el autor alcanzó 54 títulos, sobre todo de obras cortas de carácter folklórico y fantasías sobre óperas.
Últimos años
Pablo de Sarasate también tocó muchas veces en España, donde hizo una buena cantidad de amigos entre los músicos autóctonos, al igual que lo era de muchos extranjeros. Los últimos años de su vida padeció una enfermedad pulmonar. Murió en su residencia de verano, Villa Navarra, en Biarritz, ciudad de la costa vasca francesa, el 20 de septiembre de 1908. Cinco días después sus restos hallaron descanso en Pamplona en el Cementerio Municipal de San José.
En la inscripción del mausoleo de Pablo Sarasate puede observarse el error sobre la fecha de nacimiento ya que pone mayo en lugar de marzo |
Título de hijo predilecto de Pamplona |
Recientemente, año 2021, el violinista español Manuel Guillén Navarro ha descubierto una obra inédita de Sarasate, se trata de Preludio, una obra corta, la única para violín solo compuesta por el autor. Al poco de su creación, en 1905, cayo totalmente en el olvido.